Decidí no pensar mucho las cosas, no darles vueltas un día entero, y ser más impulsiva, cuando ya fuese mayor tendría tiempo para ser cauta, para no cometer errores, y para reírme del pasado. Seré libre mientras no dañe al que está más cerca de mi, mientras mi hoguera de actos no queme a los que quiero, seré libre, alocada, y niña. Si aun me veo de corta edad, aprovecharé de serlo, cuando las primeras arrugas caigan sobre mi rostro, tendré que tener una expresión más seria, porque cada risa las agudizará, tendré que pensar de forma racional, y dejar el modo de hablar de niña, pintarme los labios rojo italiano, y los ojos bien marcados, por hoy, disfruto el no maquillaje, la piel tersa y suave, el caminar relajado y libre de preocupaciones más que estudio, y en estos días, más que dormir.
Podría inundarme la cabeza de preocupaciones, pero para qué, a mi edad nada es tan grave, ni nadie tan sensible, mi mamá siempre me dice, si ya pasó, olvídalo, preocupate por lo que puedes arreglar, no por lo que ya estropeaste. Si pretendo vivir ochenta años, mejor me evito canas tempranas, y ahorro en tinturas, resuelvo en tiempo cortos, y miro el cielo aunque esté lloviendo, salgo aunque me moje, y si me resfrio simplemente sano, y vuelvo enfermar en una semana o dos.
No controlaré el mundo, ni aguantaré la caída de alguien, no amortiguaré, simplemente acompañaré en el camino de retorno.
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